La ninfómana, la mujer... Roberto

Me levanto, pasé una noche terrible. No me pude acostar antes de ir un rato a mirar la calle, pero me encontré con algo que es muy recurrente, la vecina loca, esa mujer es bastante desaforada, personas como ella es que deberían estar en los sanatorios. Se acuesta con hombres a diestra y siniestra, le encanta que lo vecinos puedan darse cuenta de lo que ella hace y eso me produce fastidio, una repugnancia enorme, tanto así que no fui capaz de descansar anoche. Hoy es un día nuevo, pero no puedo evitar ir a mirar, a mirar la calle, a mirar de nuevo; a buscar a esa mujer que me deslumbró. Ahí está otra vez, se para frente las paredes y se queda mirando como si ella conociera, pero no se ubicara en el sector. No me aguanté más las ganas de saber quién es, bajé e intenté conocerla.


-Disculpa ¿Estas perdida cierto?
-¿Perdón? A usted que le hace creer que yo no soy de acá.
-No es eso, lo que pasa es que estuve un rato parado por allá y pude ver que miras y miras el lugar como buscando algo; pero no tienes ninguna dirección ni le preguntas nada a nadie.
-Ah! ¿ se nota mucho?
-Emm no mucho, digamos, para una persona poco observadora pero bueno normalmente me gusta mucho fijarme en las actitudes de personas desconocidas.
-Eso parece un comportamiento un poco psicótico, ¿no le parece?
-A mi no me parece.
-Pues a mí sí y en un país como el nuestro en el que hay tanto loco por ahí, usted no debería tener ese tipo de comportamientos.
-¿Por qué?
-Que tal que lo mataran por estarse metiendo en la vida de alguien... delincuente, como un narcotraficante o un asesino.
-Estaría dispuesto a correr ese riesgo. Yo creo que todos tenemos algo de psicóticos en el interior, sólo que algunos pocos pueden explotarlo en su exterior físico.
-Señor, algún día habrá de tener un problema bien serio. Agradezca que yo soy una persona pasiva, sino ya le hubiera armado un escándalo el tenaz.
-Disculpe por la molestia señorita, ¿le puedo decir señorita?
-Como quiera.
-Solamente me causaba cierta curiosidad saber por qué se encontraba usted tan desubicada, no era mi intención incomodarla, por favor me puede decir Omar. Gusto en conocerla.
-¡Espere! ... ¡Oiga Omar!
-¿Dígame señorita?...
-Victoria, ese es mi nombre creo, en estos momentos ya ni sé de que me acuerdo y que no.
-Me gustaría ayudarla, pero creo que usted no confía en mí.
-No es que no confíe, slo que no me acuerdo donde queda mi apartamento y me da miedo que alguien se quiera aprovechar de mí.
-Pues usted debería tener un poco más de cuidado, en un país como este en el que hay tanto loco por ahí.
-Jajaja me puede ayudar ¿si o no?
-Claro que la puedo ayudar, pero ¿no hay algo que se le parezca familiar en el lugar? no sé... paredes, personajes, sitios, tiendas o algo así.
-No estoy segura, ese letrero del edificio que dice Altos del Prado me parece haberlo visto antes.
-Pues en ese edificio vivo yo, si quiere podemos ir a mi apartamento e intentamos mirar desde otra perspectiva a ver si usted se acuerda de algo más.
-¿A su apartamento? ¿No cree que este comportamiento ya está pasando de psicótico a seductor?
-No me parece, simplemente soy un humilde hombre que intenta ayudar a una persona que necesita de mi ayuda; ahora, si quiere preguntamos a todos los habitantes del barrio a ver si la conocen, pero lo único que podríamos hacer es perder el tiempo.
-Bueno, la verdad es que si parece un tanto humilde, pero aún así es mejor no dejarse fiar por las apariencias. Aunque su propuesta es bastante interesante, me da miedo que después usted me deje encerrada en su apartamento.
-Yo no haría eso, a menos de que usted quisiera.
-No quiero, sólo quiero estar en mi cuarto, estoy muy cansada y siento que mis piernas en cualquier momento van a dejar de responderme.
-Vamos y le ofrezco algo de tomar mientras sentada observa el sector e intenta ubicar su apartamento.
-Bueno está bien acepto su ayuda Omar.



-¡Hola Victoria! ¿Dónde te habías metido?
-Ismael, que bueno que apareces, estaba perdida y no sabía que hacer.
-¿Estas bien? ¡Este mansito te estaba robando!
-¡No! solamente estaba intentando ayudarme a encontrar mi apartamento pero digamos que no tuvo suerte.
-Ah ya, tranquila preciosa que ya todo está bien. ¿Vamos para el apartamento?
-Si, por favor vámonos ¡ya!
-Que este bien señor...
-Omar.
-Señor Omar, muchas gracias.

A partir de ese momento empezó a conocerse con ella, sin saber que era la misma que, según él, se acostaba con cuanto hombre se le apareciera. Omar se enamoró muy rápido de esta mujer, sin saber si ella le correspondía o no y ese es un precio que él no estaba dispuesto a pagar, no otra vez. La conoció bien, supo que estudiaba cine y televisión, que no le gustaba apagar las luces de su apartamento, que vivía en los edificios de frente al suyo y que estaba trabajando en el guión de un cortometraje. Omar le cuenta muchas cosas de su pasado, le cuenta todo lo trágico que ha pasado en su vida, le confiesa que lo único que busca son respuestas; creyendo que tal vez en ella las encuentre. Ella al principio lució muy interesada por su historia y Omar desconociendo sus intenciones se reveló frente a ella pero no le importaba porque llegó a pensar que podía rehacer una vida junto a Victoria.

Sí, yo creí que el amor era el límite de mi vida, creí que no había nada más allá... hasta que perdí el amor, el amor no se reproduce sin sentido alguno, solamente si se quiere realmente puede evolucionar hasta lugares totalmente insospechados pero no hay nada más catastrófico que la vida misma te quite al amor y que por ende se pierda el amor por vivir.

¡Listo, eso es lo que siempre me dice ese mansito!- le pronunció Victoria a Ismael.

Ismael puso un punto final en su archivo de word, lo salvó y apagó su computador. Después de tener asegurado el final de su historia, Ismael se encargó de seducir a Victoria, le cocino un plato exótico y se la llevó a la cama. Ismael empezó a quitarle la ropa paulatinamente mientras ella lo dejaba vestido a él. Cuando empezaron a tener sexo Ismael apagó la luz pero Victoria prefirió hacer el amor con la luz prendida.

Por otro lado, Omar se encontraba en el edificio del frente observando todo, sintió un afán desesperante por la cochinada que hacía su vecina cada día con alguien distinto y le provocó estar en el lugar de alguno de esos tipos con los que su vecina, según él, se encontraba cada día.

El documento en word sin terminar había sido el martirio de Victoria e Ismael por mucho tiempo. Victoria es de esas personas que dejan todo para lo último, que no son para nada pretenciosas y simples. Por su parte, Ismael es un tipo muy comprometido, que le gusta escribir, tiene la facultad de hacer cosas que impactan a sus espectadores, sin embargo ha cometido un error muy grande, se enamoró de Victoria. Ella, por su parte, presiente que a él se le cae la quijada cada vez que la mira a los ojos y lo utiliza para poder terminar el guión. Ismael pretende impactar con el guión de un asesino justiciero a un productor extranjero quiere apoyarlo y ella quiere ser reconocida por escribirlo junto a él aunque realmente ha hecho muy poco.

Al momento de conocer un poco a Omar, Victoria se da cuenta que el perfil de Omar es bastante peculiar, hasta llega a pensar que puede ser un perfil perfecto de asesino justiciero. Por ello, decide entrometerse en su vida y conocerlo más a fondo; le cuenta todo sobre Omar a Ismael. Los dos cuadran toda su ficción para que el perfil de Omar encaje en el de su personaje, Roberto.

Por su parte, Omar siente que se está enamorando de Victoria pero no deja de sentir celos de Ismael, aunque sólo es un artificio de su imaginación que lo lleva a creer que Victoria está enamorada de él, pero realmente no es así. Finalmente, Omar se da cuenta de todo. Un día en que por accidente se queda con las llaves de Victoria, él va a la casa de ella y en el comedor encuentra el guión y una hoja llena de características de un personaje y encabezando esa hoja dice "Roberto = Omar". De la rabia que siente en esos momentos sale por el balcón y mira hacia su casa, de repente, se da cuenta que es la misma perspectiva de la ninfómana. Omar le deja una carta a Victoria, se marcha. Empaca una maleta , entra a la cocina se toma un último café , se lleva los fósforos y se va de la casa de Carlos.

Victoria

Yo creí que el amor era el límite de mí vida, creí que no había nada más allá... hasta que perdí el amor, el amor no se reproduce sin sentido alguno, solamente si se quiere realmente puede evolucionar hasta lugares totalmente insospechados pero no hay nada más catastrófico que la vida misma te quite al amor y que por ende se pierda el amor por vivir. En ti, Victoria creí que había encontrado otra vez el amor, creí que podía volver a creer en la vida pero no todo es tan sencillo, no todo es como en los cuentos, no todo tiene un final feliz, no todo en la vida termina con una sonrisa, no todo puede tener un buen sabor mientras hay tanta mierda por ahí en la calle, no todas las personas logran tener un final feliz y menos si esa persona se encarga de alejar a las que él más quiere. Hasta que uno no se da cuenta en qué se equivoca no puede vivir en paz, pero cuando ya es demasiado tarde... ahí no sé si eso se puede llamar vida. Adiós.

Omar


0 comentarios:

Publicar un comentario