En alta mar... Detrás de la alegría está la tristeza

La vida puede girar en torno al dinero, la vida puede girar en torno al deseo, la vida puede girar en torno a pasiones, la vida puede girar en torno a muchas características que tiene la vida misma que nos llevan a sentir que servimos para algo, que nos hacen pensar que no fue en vano que viniéramos a este mundo y lo que hacemos, por pequeño que parezca, tiene un sentido. Pero realmente lo que nos hace sentir vivos, lo que nos lleva a despertarnos en la mañana con buena energía y sonreír es el amor. El amor es una especie de motor que no tiene frenos. El amor por una pasión nos lleva a querer ser alguien, conseguir dinero y apasionarse por seguir viviendo. El amor puede estar en las cosas más simples de la vida o en las más grandiosas.

Sí, yo creí que el amor era el límite de mi vida, creí que no había nada más allá... hasta que perdí el amor, el amor no se reproduce sin sentido alguno, solamente si se quiere realmente puede evolucionar hasta lugares totalmente insospechados, pero no hay nada más catastrófico que la vida misma te quite al amor y que por ende se pierda el amor por vivir. Lo que no sabía hasta ahora, es que en Europa entendería que primero debo amarme a mí para poder amar a los demás.

Europa es un continente muy duro de vivir, sobre todo cuando venimos de un sector tercermundista. Aquí he comido más mierda de lo que alcancé a comer en Bogotá. Nunca creí que fuera tan difícil escapar, escaparme del pasado acechante, de los pensamientos, del odio, de la tristeza y aún más... de la soledad. Pensaba que era más fácil huir de mi realidad, pero ahora sé que no es así. Sé que en la vida cada escalón es más difícil de subir que el anterior.

En España, quiero encontrar la ventana que no he podido encontrar en otros lugares. El idioma me hizo buscar un nuevo horizonte, por lo menos con las personas que me pudiera comunicar y entender bien. He salido del puerto de Génova, Italia, rumbo a Valencia, una ciudad sobre la que he oido hablar muy bien, una ciudad en la que espero hechar raíces de una vez por todas. 

No sé si es el agua, no sé si es el movimiento de la estructura por la marea, pero siento como si mi cabeza fuera una casetera y mis pensamientos las cintas que contienen la historia de "Omar el desgraciado", la marea hace devolver más este cassette. Parado en la proa,  saco un cigarro pero no encuentro el bricket, entro al cuarto y rebuscar los fósforos que había guardado en la maleta es mi única solución, los fósforos que había sacado del apartamento de Carlos.

Dentro de la caja sólo quedaban tres fósforos, Omar prende uno de esos, sale del cuarto hacia la proa, abre la puerta. En el mismo instante en el que abre la puerta Omar empieza a recordar.

Por fuera de la casa, Omar acabó su cigarrillo, lo pisó y abrió la puerta. Mientras tranto su familia rezaba por la reaparición de Mónica, fue el detonate entre él y Susana porque a pesar que había prometido que no volvería a fumar, lo estaba haciendo y dicha situación le producía malestar a ella.

Las denuncias se hicieron efectivas en la estación de policía, prensa, inclusive en radio, por todos los medios posibles. Omar y Susana se encontraban desconcertados. Mónica era como una luz en sus vidas y lo único que predominaba con su ausencia era la tristeza, la soledad, el desconsuelo... la oscuridad. Lo extraño era que a pesar de ser un secuestro, los delincuentes no aparecían, ni hacían llamadas, ni se sabía el paradero de la menor. Cada vez se hacía más angustiante la espera; la desesperación podía terminar con sólo un mensaje, las oraciones eran inútiles, la familia de Susana rezaba el rosario a las nueve de la mañana todos los días. Omar siempre había creído que Dios sólo es una artimaña del hombre para controlar a los débiles de pensamiento. Su mirada se quedó pasmada en la imagen de sus suegros rezando y se cuestionaba dentro de su cabeza la existencia de Dios —si en verdad existe en dónde carajos puede estar, por qué no trae a mi hija devuelta a casa— pensaba. Las autoridades afirmaban que los maleantes debían aparecer en algún momento y que lo único que pretendían era causar más pánico para que su recompensa económica fuera mejor. En el fondo Omar y Susana sabían que algo muy extraño estaba pasando y que esas dos semanas que llevaba Moni desaparecida eran más que angustiantes.

La tarde era absorbida por la noche, sin embargo, Bogotá estaba bajo la influencia del calor. Un comandante se acercó al hogar de Omar y le anunció que su hija había sido hallada, pero se encontraba muerta en una casa abandonada en La Candelaria, el comandante al ver la reacción de Omar bajó su cabeza y le añadió — yo no soy bueno para dar estas noticias, es la parte más difícil de mi trabajo pero tengo que hacerlo... su hija tiene rastros de tortura y al parecer el primer testimonio de los forenses es que fue abusada sexualmente. Nos gustaría que nos acompañara a La Candelaria para identificar el cadáver— le dijo el comandante.

Interior. Casa abandonada Candelaria. Noche

La mano derecha de OMAR gira la perilla de la puerta principal. El sonido rechinante le anuncia a FERNANDO, tez blanca, bata de laboratorio, guantes, que OMAR está entrando. FERNANDO termina de tapar el cuerpo de MÓNICA con una manta blanca y se aleja del cuerpo. Los pies de OMAR recorren la sala de la casa lentamente, mientras se escucha el contacto de la suela de sus zapatos con el piso de madera. OMAR observa las paredes sucias, viejas y rayadas de izquierda a derecha, cuando su mirada llega al cuerpo cubierto por la manta blanca se detiene su cabeza y se queda pasmado ante él. OMAR se acerca al cuerpo atemorizado, su mano titubea mientras se va posando sobre la manta blanca, OMAR se queda atónito, mientras en su rostro se deslizan unas lágrimas que terminan cayendo en la sábana.

Al descubrir la sábana está el cadáver de una pequeña de 7 años, tiene la cabeza golpeada, rastros de sangre en toda la ropa, moretones, rasguños en todo el cuerpo y una marca parecida a una cruz en uno de sus brazos. En las pupilas de MÓNICA se ve la melancolía de su padre. OMAR agarra la cabeza de MÓNICA estrepitosamente, se recuesta sobre su pequeño pecho y llora desconsolado.

Sobre la pared donde esta el cuerpo se observa una sombra que se acerca suavemente. Una mano se posa sobre la espalda de OMAR. Voltea a mirar y ve al comandante.

Omar fue el primero de la familia que vio la escena del crimen. Al estar frente al cadáver de su pequeña fue como si le hubieran clavado mil puñales en el corazón al mismo tiempo. Lo que más le impactó fueron todos los golpes que tenía su niña y le causó mucha curiosidad una marca que tenia en el brazo izquierdo que aparentemente era como una cruz, pero en la parte de abajo tenía como una especie de garfio.

1 comentarios:

azulquitapenas dijo...
4 de mayo de 2010, 15:10

No entiendo muy bien todavía por qué me quieres cambiar el planteamiento que ya había hecho, ¿se supone que en eso consiste? A mí no me convence por ese lado, lo revisaré y te cuento. Pienso que debe ser en ese momento que se conozcan y no como lo planteas.

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