Pedaleando hacia un nuevo horizonte

Dentro de mis gustos siempre ha estado salir sin saber cuando he de volver. Lastimosamente esta vez no es un gusto, lastimosamente esta vez no pretendo volver. Solamente pretendo poder ser albergado por las murallas y laberintos de esta hermosa ciudad mientras logra sanar mi corazón. En ese paso me lo encontré, al cruzar las torres de Serrano, muchos lo llamarían casualidad pero yo no creo en las casualidades, las cosas pasan por algo... siempre. Una sonrisa basto para entenderlo todo. Él, al igual que yo era un hombre en busca de nuevos horizontes, nuestro problema podría ser que no sabemos con certeza a dónde queremos llegar, bueno eso fue lo que pude ver en su mirada.

Un instante basto para que nos pusiéramos en marcha, cada pedaleada me acercaba a un nuevo horizonte, el que había encontrado en Valencia, ciudad renovadora, que no te absorbe, si no que deja que cada uno de sus habitantes la absorba a ella y en la que podemos, así como en la vida, experimentar muchos contrastes.

Nuestro destino se apareció, mi estado físico ya no aguantaba los mismos trotes de antes, me compré una botella de agua y miré el lago. Mi mirada se enfocó en unas hojas que habían en el lago, subí la mirada y me vi sentado al otro extremo del lago junto a Victoria, acariciándole la cabeza, mi respiración se aceleró y tuve que voltear la mirada. Volví a otra banca en la que me encontraba nuevo pero esta vez me estaba besando con Susana. De inmediato regrese de ese trance en el que me encontraba, mire la hoja y se encontraba sumergida en el agua. Jamás había interpretado una señal de la vida pero esta señal fue tan clara que solté una carcajada, Gabriel no comprendió muy bien la risa y le aclaré que mis inclinaciones eran heterosexuales e inmediatamente no reímos juntos, después me dijo exactamente lo mismo respecto a sus inclinaciones y me preguntó -¿Qué te trae por Valencia?-

1 comentarios:

azulquitapenas dijo...
12 de abril de 2010, 15:43

Bien, la cuestión ahora es cómo llega hasta allí, cómo logra escapar de ese dolor para sanar, o para olvidar, no sé, todo lo que ha dejado atrás y que le implica comenzar de nuevo. Ahí hay un gran trozo de la historia que aún queda por resolver.

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